El día de lis difuntos, en el Ecuador, es una fecha especial, que aprovechamos para ir a visitar a nuestros seres queridos que ya se adelantaron a nosotros y se fueron al cielo con Dios, o están pasando el proceso del purgatorio.
Pero acá en nuestro pais, existen varias formas que recordamos a nuestros muertitos, algunos visitan las tumbas y disfrutan de un día con las personas amadas, otras lo disfrutan con golosinas riquísimas como la colada morada y la guagua de pan, y otras visitan las iglesias y piden por las almas de los que ya partieron.
Todo comienza días previos al 2 de noviembre y se exaltan en la fecha indicada, en los cementerios de las provincias del país. Así en Antonio Ante, un cantón de Ecuador, localizado en la provincia de Imbabura, los fieles velan la noche previa al 2 de noviembre la morada de sus difuntos, decoran su tumba y realizan cánticos, ofrendas y rezos.
Los colores de las flores y adornos se las observa en las calles aledañas a los campos santos, donde es habitual ver a familias enteras colocando ofrendas y compartiendo alimentos y melodías favoritas de los finados.
En Riobamba, las parroquias Yaruquíes, San Luis, Cubijies y Quimiag, reviven al Animero, personaje que representa a los difuntos, quien viste túnica blanca y lleva en las manos una calavera humana, una Biblia y una campanilla, quien recorre por los cementerios recitando oraciones fúnebres.
En Pastaza, la comunidad Kichwa Sarayaku bebe la tradicional chicha de chonta, preparada 8 días antes para compartir con quienes asisten a las honras fúnebres.
En Saquisilí y Pujilí se deja bandejas de alimentos sobre las tumbas durante toda la noche, las cuales son retiradas el 3 de noviembre a las 05h00, con la convicción de que los fallecidos hayan disfrutada lo que más les gustaba.
En Azuay y Cañar se llevan objetos valiosos del difunto a los cementerios y se suman al juego Piruruy (juego de dados). Según la suerte que tire, se pueden conocer sus necesidades o sus reproches del difunto. El dado es tallado en hueso de llama y según la tradición ayuda a resolver desacuerdos familiares.
La colada morada y las “guaguas de pan” dan el toque dulce a esta conmemoración. En todo el país, las familias reviven las recetas milenarias. Actualmente, en cada provincia se realizan ferias gastronómicas y concursos para escoger a las más exquisitas.
Se cree que la bebida nació en los tiempos prehispánicos y fue criollizada por los sacerdotes españoles con su llegada. Antiguamente, los incas momificaban a sus muertos, y en noviembre se reunían para celebrar el Aya Marcay Quilla o “mes de cargar” a los muertos. Los familiares visitaban las moradas de sus seres queridos, sacaban sus cuerpos, los bañaban y vestían con sus mejores atuendos.
Para continuar la ceremonia se realizaba una procesión, en la familiares y difuntos paseaban por la ciudad en medio de cánticos, danzas, rezos y comidas. El ritual finalizaba con la elaboración y bebida de la “chicha morada” acompañada de figurines de maíz.
Con la conquista española, los sacerdotes prohibieron este tipo de ceremonias, pero la fiesta Aya Marcay Quilla fue remplazada por el Día de los Difuntos. Hoy en día, las familias se reúnen para preparar la dulce “morada” con frutas, hierbas y harina; y las pintorescas “guaguas de pan” que son figuras de harina de trigo decoradas con dulces colores.
En noviembre, en Ecuador honramos a nuestros finados con emotividad y diversidad, en medio de tradiciones que seguimos construyendo con el paso del tiempo. En cada uno de los fantásticos escenarios del paralelo 0 se cocina el dulce sabor de la colada morada y las guaguas de pan que nos abrigan el espíritu y llenan el vacío que muchos han dejado con su partida. ¡Ven a Ecuador y honremos juntos a nuestros difuntos!
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