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Nuestro Niño Jesús de Praga

 


Nuestro querido niño Jesús de Praga, es el patrono de los catequistas Carmelitanos, en especial de la ciudad de Cuenca, por lo que los catequistas de esta ciudad, todas las navidades le trasladan por las diferentes comunidades aledañas a la Parroquia Virgen de Bronce para que visite a sus feligreses y les llene de mucho amor y ternura.

Queremos contarles un poco de la historia del Divino Niño Jesús de Praga: Es una imagen de cera de Jesús en su etapa infantil, que se encuentra en la Iglesia de Santa María de la Victoria y San Antonio de Padua, en la ciudad de Praga (capital de la República Checa). Leyendas piadosas sostienen que la imagen del Santo Niño de Praga una vez perteneció a Santa Teresa de Jesús y es considerada una imagen milagrosa, especialmente entre las mujeres embarazadas. La imagen fue donada a los frailes Carmelitas en 1628 por la Princesa Polixena de Lobkowitz.

La estatua es una de las advocaciones de la infancia de Jesucristo, entre las que también se encuentran el Santo Niño de Atocha en España y América Latina, el Santo Niño de Cebú en Filipinas, el Santo Bambino de Aracoeli en Roma, el Niñopan en México, el Divino Niño Huerfanito de Pamplona (Colombia), el Santo Niño Jesús de los Afligidos en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife, España), el Divino Niño de Colombia, el Niño Jesús de Escuque, en Escuque (Estado Trujillo) en Venezuela, y el Niño Dios de Sotaquí en Chile, entre otros.

Se cree que la imagen fue tallada en España en el siglo XVI, y que pasaba de padres a hijos varones de la familia de los Condes de Treviño y Duques de Nájera (Manrique de Lara).

Fernando II, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, para manifestar su gratitud a Dios por la victoria alcanzada en la batalla de la Montaña Blanca, fundó en 1620, en la ciudad de Praga, un convento de Padres Carmelitas. La imagen fue regalada en 1628 a los carmelitas descalzos que regentaban el convento (actualmente la Iglesia de la Virgen de la Victoria), por la princesa Polixena de Pernestán, casada con el canciller del reino de Bohemia, Sidonio Adalberto de Lobkowitz.1​ Ella a su vez había recibido la imagen como regalo de bodas de su madre, María Maximiliana Manrique de Lara y Briceño, Dama de la Corte de la Emperatriz María de Austria. La imagen, elaborada en cera, ha sido objeto de grandísima devoción hasta el momento presente, en que sigue recibiendo las peticiones de los fieles, teniendo una muy extendida fama de milagrosa. Durante el siglo XVII, sufrió diversos avatares, en el trascurso de los saqueos de Praga por tropas sajonas y durante la invasión sueca, en el trascurso de los cuales perdió los brazos, que hubieron de ser reemplazados por otros. La devoción a esta figura fue difundida en España y por todo el mundo por la orden de los Carmelitas.

La imagen del Santo Niño de Praga también ha recibido varias distinciones papales, entre ellas; el Papa León XIII, instituyó la Congregación del Niño de Jesús de Praga en 1896, el Papa San Pío X, organizó la Cofradía del Niño Jesús de Praga en 1913, y más recientemente, el Papa Benedicto XVI, donó una corona de oro a la imagen durante su visita apostólica a la República Checa en septiembre de 2009.

La Fiesta del Niño Jesús de Praga se celebra actualmente el primer domingo del mes de junio, y su imagen, se venera en un rico retablo dorado en la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y San Antonio de Padua, no muy lejos de la Catedral de Praga. En la iglesia también se encuentra el Museo del Niño Jesús de Praga, en donde se exponen todas sus alhajas y sobre todo, sus mantos con trajes de otros colores litúrgicos, que cada cierto tiempo le son cambiados a la imagen.


“JESÚS, MI ESPERANZA Y CONFIANZA”

Tu primer llanto de niño santo

fue escuchado por tu padre Dios,

tu primera y bella sonrisa

no se le olvida al Creador.


Eras su Hijo unigénito

su bien amado y cuidado,

eras su gran compañía

siempre estabas a su lado.


Tus primeros pasos Niño Santo

los diste bajo su tierna mirada,

te cuidó en tu infancia

a ti te amaba más que a nada.


Por eso y por mucho más

cuando en la cruz moriste

duro debió ser para tu Padre

porque en sacrificio te diste.


Naciste para darme esperanza

para llenarme de confianza,

moriste y resucitaste para brindarme

una vida con propósito que avanza.


Poeta Mery Bracho

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