La Parábola de la Lámpara se encuentra en los Evangelios de Mateo,
Marcos y Lucas (Mt 5: 14-16, Mc 4:21-25, y Lc 8:16-18, 11:33-36). 🙏
Esta parábola se relaciona con la enseñanza inicial de Jesús y el
llamado a los discípulos de transmitir esa enseñanza a los demás: Marcos
y Lucas sitúan la Parábola inmediatamente después de la Parábola del
Sembrador, mientras que Mateo la ubica dentro del Sermón del Monte en
lugar del discurso sobre las parábolas.
Al colocar a la Parábola de la Lámpara tras la Parábola del
Sembrador, Marcos y Lucas la interpretan claramente como la consecuencia
de escuchar la palabra de Dios de manera fructífera. Si la palabra de
Dios ha sido recibida de modo que da frutos – sesenta, ochenta, o hasta
cien veces más - entonces es para que el discípulo pueda ser luz para
los demás. Es extraordinario pensar que cuando alguien ha recibido la
luz de la Revelación, y que ha escuchado y acogido a la palabra de Dios
en su vida, entonces él o ella se convierte en una especie de fuente
secundaria de luz, de revelación.
Marcos 4:21-25
21 También
les dijo: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla bajo un cajón o
debajo de la cama? No, una lámpara se pone en alto, para que alumbre. 22 De la misma manera, no hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a ponerse en claro. 23 Los que tienen oídos, oigan.»
24 También
les dijo: «Fíjense en lo que oyen. Con la misma medida con que ustedes
den a otros, Dios les dará a ustedes; y les dará todavía más. 25 Pues al que tiene, se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.
Lucas 8:16-18
16 »Nadie
enciende una lámpara para después taparla con algo o ponerla debajo de
la cama, sino que la pone en alto, para que tengan luz los que entran. 17 De
la misma manera, no hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni
nada secreto que no llegue a conocerse y ponerse en claro.
18 »Así pues, oigan bien, pues al que tiene se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo que cree tener se le quitará.
Lucas 11:33-36
33 »Nadie esconde la luz que se enciende, ni la pone debajo de un cajón, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz.34 La
lámpara del cuerpo es el ojo. Cuando tu ojo es bueno, también todo tu
cuerpo esta lleno de luz; pero cuando tu ojo es malo, también tu cuerpo
estará a oscuras.35 Ten cuidado, no sea que la luz que hay en ti resulte ser oscuridad.36 Así
que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, y no participa de la
oscuridad, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su
resplandor.
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